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Una columna vertebral digital para una Europa de los ciudadanos

Dorothee Bär|
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Dorothee Bär

Europa también debe ser pionera en la era digital, no solo en términos de economía y tecnología, sino también en la protección de los derechos e intereses de los ciudadanos. Europa debe ser un modelo a seguir y una fuerza para la unidad.

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Nos encontramos en medio de una revolución digital y la tasa de agitación se está acelerando. El progreso tecnológico está ocurriendo tan rápidamente que los actores políticos realmente luchan para darle forma o incluso para mantener el ritmo. Los representantes de los regímenes autoritarios, en particular, han compadecido de la lentitud de nuestro sistema político, que, según afirman, nos priva de muchas, si no todas, las vías para seguir siendo competitivos internacionalmente.

Esta discusión aborda dos cuestiones distintas. Por un lado, se trata del liderazgo económico y tecnológico en la era digital. Por otro lado, se trata de la supremacía política de los sistemas rivales. Por supuesto, los dos elementos están vinculados: el poder económico trae influencia política. Un sistema político perfectamente concebido que no se pruebe ni se afirme en el escenario internacional en disputa morirá de una muerte virtuosa.

Europa tiene una misión clara a este respecto. Estamos comprometidos con políticas que giran en torno a los mejores intereses de los individuos, no los de las grandes corporaciones o el estado.

Europa debe aprovechar las posibilidades de digitalización. Debemos entender que la digitalización es una herramienta potente, no es inherentemente buena ni mala. Todo depende de por qué se emplean herramientas digitales. Debemos aprovechar las oportunidades de digitalización para sacar lo mejor de nuestros estados constitucionales democráticos y hacerlos más eficientes. Y estos son los problemas que debemos enfatizar más fuertemente dentro del Open Government Partnership.

Para empezar, debemos explorar las áreas en las que la digitalización puede ayudar a aumentar la confianza pública en las capacidades del estado. Actualmente, son casi exclusivamente las corporaciones las que están construyendo imperios digitales completos y estableciendo el punto de referencia para las posibilidades de las tecnologías digitales. Ahora se pueden solicitar numerosos productos y servicios con un solo toque en un teléfono inteligente. El estado también es un proveedor de servicios digitales: solicitar beneficios para niños y padres, registrar una nueva empresa o cambiar la dirección de su casa es posible en línea. Estas tareas deberían ser tan fáciles como pedir un cepillo de dientes en línea. Existe un potencial sin explotar para mejorar significativamente la eficiencia y brindar valor agregado a los ciudadanos y empresas que ya no tendrían que esperar a las citas en los largos pasillos de las agencias gubernamentales. Necesitamos una única puerta de enlace digital: un punto de acceso unificado para servicios administrativos. Necesitamos procesos de solicitud totalmente digitalizados. En Alemania, estamos trabajando duro para lograrlo. Los estudios muestran que una administración digital que funciona bien mejora la percepción de los ciudadanos sobre el estado en un factor de diez*. Debemos usar eso para nuestra ventaja.

En segundo lugar, debemos asegurarnos de que las tecnologías digitales refuercen nuestros valores en lugar de socavarlos. Tome la inteligencia artificial, por ejemplo. No podemos darnos el lujo de perder el control de las decisiones que afectan a nuestros ciudadanos. Principios como la protección de las minorías, género la igualdad, la defensa de los socialmente desfavorecidos y la igual consideración de las zonas urbanas y rurales deben estar impresos en el ADN de cualquier inteligencia artificial. Eso es precisamente lo que debería significar “IA made in Europe”. Esta es también la razón por la cual Alemania nombró una Comisión de Ética de Datos para examinar el alcance ético y las limitaciones de la gestión de datos digitales. La digitalización no significa traicionar nuestros valores en favor de posibilidades técnicas. Por el contrario, la tecnología debe desplegarse para reforzar los valores europeos en la era digital.

En tercer lugar, debemos aprovechar el potencial de Datos Abiertos aún más extensamente. Los datos son la materia prima de la digitalización. En el campo de juego global, deberíamos hacer que sea mucho más fácil para nuestras empresas aprovechar los datos que ya ha compilado el estado y desarrollar modelos comerciales y aplicaciones que beneficien a los ciudadanos. Tomemos, por ejemplo, los datos meteorológicos recopilados por el estado. Esto ahora está disponible públicamente y es utilizado de manera proactiva por los servicios de desalinización y salazón de invierno y por los sistemas de alerta temprana de tormentas. Cuando se trata de datos personales, la soberanía de una persona sobre sus propios datos inevitablemente tiene prioridad. En muchos casos, sin embargo, basta con utilizar datos completamente anonimizados. Considere las posibilidades de diagnóstico médico asistido por IA a través de millones de exploraciones radiológicas para identificar los síntomas reveladores de enfermedades. El beneficio para el cuidado de la salud del paciente individual sería asombroso.

Al mismo tiempo, sin embargo, no debemos permitir que las corporaciones dominen el discurso político o que establezcan los estándares. Un paso importante en la dirección correcta es un proceso de formulación de políticas más transparente. Es crucial para el borrador legislación y las opiniones de las asociaciones comerciales, por ejemplo, para que estén disponibles públicamente. Al hacerlo, podemos fortalecer la confianza en los procesos democráticos que dan forma a la opinión pública. Siempre que sea posible, debemos desinflar de manera preventiva las noticias falsas y las teorías de conspiración.

Estos ejemplos demuestran que la presión sobre nuestros estados democráticos basados ​​en el estado de derecho dentro del panorama internacional competitivo no ha sido causada por la digitalización en sí, sino por nuestra lentitud para tomar sus herramientas en nuestras propias manos.

Europa siempre ha estado por delante de la curva. Europa también debe ser pionera en la era digital, no solo en términos de economía y tecnología, sino también en la protección de los derechos e intereses de los ciudadanos. Europa debe ser un modelo a seguir y una fuerza para la unidad. En la era digital, más que nunca, el tamaño importa. Para ese fin, necesitaremos nuevas alianzas globales. La UE es solo el comienzo. Las herramientas para la "digitalización hecha en Europa" han estado vigentes. ¡Unámonos y tómelos en nuestras propias manos! Una muerte virtuosa no es una opción.

* McKinsey (junio 2018) „Der Bürger im Mittelpunkt: Mehr Vertrauen in Behörden durch ein besseres Bürgererlebnisitel“. https://www.mckinsey.de/publikationen/buergerzufriedenheit-zufriedenheit-schafft-vertrauen

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