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¿Por qué insistir ?: Construyendo espacios de confianza

Caroline Gibu|

“¿Qué pasa en Perú? De ser la estrella de la Alianza para el Gobierno Abierto (AGA), un ejemplo de trabajo entre gobierno y sociedad civil en la región, ha pasado a ser una sombra, con evidente discordancia entre las partes ”, fue la pregunta directa y concisa Me hice un colega que solía trabajar en un organismo multilateral en el último Encuentro Regional de las Américas de la Alianza para el Gobierno Abierto en Buenos Aires. No fue el único, otros miembros de la sociedad civil con quienes hemos compartido y varias reuniones de la AGA hicieron lo propio.

 

Cuando en el 2012 Perú se incorporó a la AGA, fue un momento que a toda luz traía consigo una mezcla de novedad, de energías recargadas, pero sobre todo de entusiasmo ante la apertura de un nuevo espacio de diálogo - cerrado por muchos años - entre sociedad civil y un nuevo gobierno para tratar temas de transparencia, participación ciudadana y rendición de cuentas. En el proceso, ambas partes aprendieron las nuevas etiquetas para viejos conceptos, con la inclusión de nuevas tecnologías para ayudar a resolver viejos problemas. Contar con un Primer Plan de Acción fue el proceso que ayudó al diálogo y también a poner metas conjuntas. Pasado este primer momento, el mantenimiento de este espacio de diálogo y la construcción de un Segundo Plan de Acción se enfrentaron a un doble desafío: el incremento de las demandas de la sociedad civil frente a los cambios al interior del gobierno, en donde el AGA y sus temas fueron perdiendo en importancia. Para el 2016, la entrada de un nuevo gobierno trajo consigo la esperanza de volver a impulsar el espacio de diálogo, pero lo cierto es que el clima de desconfianza entre los actores se mantiene, a pesar de las buenas intenciones y el trabajo desarrollado por el gobierno para sacar adelante un Tercer Plan de Acción.

 

 

Entonces, ¿vale la pena? Para los gobiernos, el AGA vuelve a ser el lugar ideal para manifestar sus avances y logros, algunos con mucho mérito mientras que otros disimulan la verdadera realidad de opacidad y verticalidad en las decisiones. Para las organizaciones de la sociedad civil, el AGA genera un ambiente que permite el aprendizaje y la coreación, pero también el control y la demanda de derechos a sus gobiernos. El denominador común es la situación que comparte la mayor parte de los países es pendular, entre la colaboración y la confrontación, propio de estos tiempos, en donde la confianza entre las partes es frágil.

 

 

¿Por qué insistir entonces? En primer lugar, creo que AGA es ese lugar donde se deben manifestar estas tensiones, justamente porque nos permite trabajar en ellas. Ignorar que existen razones para pensar o hacer distintos solo bloquea la posibilidad de construir. Y, en segundo lugar, porque son pocos los espacios en donde los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil pueden hablar en el mismo cuarto, sin generar espacios paralelos porque se teme a la confrontación.

 

 

Con todo, este último Encuentro Regional me generó algunas reflexiones para construir espacios de confianza, aquí algunos de una larga lista que podríamos seguir alimentando con los participantes:

 

  1. El espacio de diálogo es más importante que el Plan de Acción. Muchos gobiernos se esfuerzan por cumplir con la metodología y los calendarios establecidos para la construcción del Plan de Acción, cuando lo más importante es generar y construir un espacio de diálogo con la sociedad civil. Por otro lado, las organizaciones de la sociedad civil acuden desconfiadas, o no acuden al llamado de los gobiernos porque temen ser utilizadas, perdiendo la oportunidad de manifestar sus diferencias y / o colaborar en la construcción de esa confianza. El plan es un medio, el espacio de diálogo debe ser el fin.

  2. El plan de acción es un mínimo. Debemos comenzar a entender el Plan de Acción es un mínimo, y describir qué en lo que existe acuerdo frente a los grandes desacuerdos entre los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil. Tener un Plan de Acción no es un aval o una certificación de la sociedad civil respecto a las acciones del gobierno, ni califica a un país como transparente o inclusivo.

  3. No existe sociedad civil homogénea. Es un error pensar que la sociedad civil es jerárquica y homogénea como lo es la burocracia estatal, y que funciona de manera similar en cada uno de los países. Las organizaciones de la sociedad civil son altamente heterogéneas, cambiantes, orgánicas, con ciclos de vida largos o efímeros, los movimientos sociales pueden ser quirúrgicos tan rápido y rápido como las redes sociales lo que son fáciles. Los gobiernos deben entender que las organizaciones de la sociedad civil representan solo la punta de iceberg de la gran masa de ciudadanos y ciudadanos, organizados o no organizados, que existe. Por tanto, que algunas organizaciones han tenido en el diseño del Plan de Acción no significativo contar con todas las voces. Y es responsabilidad de los gobiernos y sobre todo de la sociedad civil más familiarizada con la AGA, generar las redes necesarias para que, pesar de la heterogeneidad, conocer y practicar los principios de gobierno abierto.

  4. Abrir el espacio: Los espacios de diálogo deben abrir cada vez más a otros actores. Con el paso del tiempo veo cada vez menos participación de las empresas y solo unas pocas veces él ha visto a algunos miembros de los parlamentos. Los partidos políticos están ausentes, así como los representantes de las distintas iglesias y credos - al menos no los he visto esta vez. Puede ser un tema de presupuestos de viaje, pero también un tema de cómo deseamos que los principios de gobierno abierto se diseminen y qué estrategias debemos establecer para conducir el encuentro con otros.

¿Qué pasa en Perú? - respondo a mi colega - creo que el gobierno y las organizaciones de la sociedad civil hemos aprendido, y que abrazamos la oportunidad de construir sobre nuestras diferencias una nueva etapa. No pierdo la confianza y asumo el desafío.

 

 
Open Government Partnership