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La proximidad a los ciudadanos es clave

En una era de desconfianza democrática, donde las relaciones de los ciudadanos con sus gobiernos son tensas y frágiles, estar cerca de los ciudadanos es una forma de cerrar una brecha que en las últimas décadas parece haberse ampliado a escala global.

Alrededor de dos o tres veces por semana, me encuentro con ciudadanos de Buenos Aires. Los encuentro en las calles, en los cafés, mientras troto por la mañana. Otros, me encuentro en reuniones de estilo municipal celebradas en los diferentes barrios de Buenos Aires. Algunos me invitan a sus casas. Me doy la mano, los miro a los ojos y escucho. Este simple acto no es revolucionario ni banal. Escuchar lo que los ciudadanos tienen que decir es una experiencia humillante para un funcionario público. Buscamos cargos públicos para servir a otros.

Este deseo de estar cerca es uno de los valores centrales que promueve mi administración, y me gustaría utilizar este espacio para reflexionar sobre las razones por las cuales es así. Al estar cerca, mejoramos en lo que hacemos: estamos en una mejor posición para capturar las demandas y necesidades de los ciudadanos. Pero esta no es, con diferencia, la razón principal por la que la proximidad es importante. En una era de desconfianza democrática, donde las relaciones de los ciudadanos con sus gobiernos son tensas y frágiles, estar cerca es una forma de cerrar una brecha que, en las últimas décadas, parece haberse ampliado a escala mundial. Estar cerca es una forma de ser abierto, de crear espacios para la participación cívica y el compromiso con otras instituciones públicas y la sociedad civil.

En cierto modo, el movimiento de gobierno abierto no es más que un proceso de aprendizaje compartido. Los ciudadanos no se contentan con votar cada dos años: exigen, y han llegado a esperar, espacios para presentar sus preocupaciones e ideas. La tecnología es un gran facilitador de esos procesos. Por otro lado, los funcionarios públicos han aprendido que un proceso abierto de toma de decisiones produce mejores resultados. La investigación muestra que las políticas que incluyen a los ciudadanos en alguna etapa de su creación es probable que se implementen de manera más eficiente y rápida. En general, el resultado es una política pública mejor y más legítima.

En Buenos Aires, este marco se aplica a proyectos de alta prioridad, algo que no es, planteo, resultado de la casualidad o coincidencia. Tomemos, por ejemplo, los procesos a través de los cuales los barrios marginales de Buenos Aires —en los que vive alrededor del 6 por ciento de la población— se están incorporando a la ciudad, a través de obras públicas, alcantarillado, calles, aceras, nuevas viviendas, la mudanza. en edificios gubernamentales, etc. Todos estos procesos, por complejos y difíciles que sean evidentemente, involucran a las personas que viven allí. Participan en los procesos de toma de decisiones y tienen voz y voto en las formas en que sus barrios informales se convierten en los nuevos barrios de la ciudad. Estos procesos simplemente no podrían ocurrir sin ellos.

Las nuevas tecnologías ofrecen nuevas oportunidades para la participación ciudadana. Por ejemplo, a principios de 2017, lanzamos un sistema de colaboración en línea en el que los ciudadanos podían crear ideas para mejorar la ciudad, obtener el apoyo de sus vecinos y votar para ver que sus propuestas cobren vida. Buenos Aires Elige es el resultado de una colaboración con la ciudad de Madrid, basada en una plataforma de software libre desarrollada por nuestros amigos y colegas españoles, socios en el programa piloto subnacional OGP. A través de esta tecnología, miles de ciudadanos produjeron más de 26,000 ideas para mejorar sus vecindarios, que fueron discutidos y eventualmente respaldados por miles más. Después de un proceso de presupuestación y análisis de viabilidad, estos proyectos pasarán a una etapa de votación en la que las ideas más votadas se harán realidad.

La rendición de cuentas, la transparencia y la capacidad de respuesta también son parte de los valores centrales del gobierno abierto. En ese sentido, hemos lanzado en la ciudad de Buenos Aires nuestros Compromisos del Gobierno, un programa a través del cual nos comprometemos a cumplir ciertas metas que tienen un impacto directo en la calidad de vida de los habitantes de Buenos Aires. Al establecer objetivos específicos y al hacer la información necesaria para medir cómo avanza cada compromiso, estamos incluyendo a los ciudadanos en el monitoreo de las políticas públicas. Esto tiene dos efectos importantes. Primero, genera confianza con los ciudadanos sobre la base de un cambio de paradigma, donde el gobierno cumple y explica cuándo, por alguna razón, la entrega no es posible o no como se esperaba. Segundo, afecta la forma en que los gobiernos trabajan desde adentro. Los compromisos públicos obtienen reuniones especiales de seguimiento, las áreas están comprometidas con el cambio y se aumentan los riesgos involucrados en la planificación.

Un gobierno abierto es un gobierno que no solo está cerca de sus ciudadanos sino que también sirve a sus ciudadanos. Esa es, en mi opinión, la verdadera naturaleza de un gobierno inteligente: nos volvemos inteligentes cuando aprendemos que las mejores ideas no provienen de adentro, sino que generalmente están afuera.

Horacio Rodríguez Larreta
Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
@horaciorlarreta

 

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