Una regulación abierta para proteger nuestras democracias
Una regulación abierta para proteger la democracia
¿Cómo podemos proteger nuestras democracias, nuestros espacios públicos y nuestras instituciones en la era digital? ¿Cómo podemos garantizar que las tecnologías digitales tengan un impacto positivo en la democracia? ¿Qué garantías deberíamos poner en marcha para generar confianza ciudadana en toma de decisiones automatizadaA medida que los gobiernos recurren cada vez más a los algoritmos para respaldar la toma de decisiones para los servicios públicos, la transparencia y la responsabilidad del uso de algoritmos son necesarias para minimizar su daño y aumentar ... Más y los algoritmos que dan forma a nuestra vida diaria? En mayo pasado, y por primera vez en una Cumbre de OGP, esas preguntas estuvieron en el centro de las discusiones sobre el presente y el futuro del movimiento de gobierno abierto.
Como dijo el primer ministro canadiense, Justin Trudeau durante la sesión plenaria de apertura, Los gobiernos tienen un papel para fomentar la plataforma regulaciónLos reformadores del gobierno están desarrollando regulaciones que consagran valores de transparencia, participación y rendición de cuentas en las prácticas gubernamentales. Especificaciones técnicas: Acta de creación o reforma... y establecer el marco, pero en asociación con plataformas y ciudadanos. ”Es cierto, la regulación del espacio digital es responsabilidad del Estado, y a medida que las tecnologías digitales se están volviendo omnipresentes en nuestras vidas modernas, se está convirtiendo en un problema apremiante. La pregunta debería ser más bien ¿por qué y cómo regular?
¿Por qué necesitamos regular el espacio digital?
El desarrollo tecnológico siempre ha estado en la encrucijada entre utopías y distopías. Siempre ha inspirado ideales de sociedades mejoradas, así como temores de fatalidad inevitable. Los beneficios de la tecnología dependen de la apropiación apropiada de ella por nuestras sociedades y de la mano invisible, o más bien visible, del Estado para evitar o remediar sus consecuencias no deseadas.
Internet inspiró inicialmente una idea colectiva de libertad, de un nuevo espacio universal y sin fronteras. Sus valores fundacionales: apertura, descentralización, neutralidad y universalidad inspiraron a una generación a creer en un nuevo orden donde la horizontalidad, la colaboración, la transparenciaDe acuerdo con los Artículos de Gobernanza de OGP, la transparencia ocurre cuando "la información en poder del gobierno (incluidas las actividades y decisiones) es abierta, completa, oportuna y está disponible gratuitamente para el público... Más y el libre flujo de información eran la regla. Simbolizaba la promesa de una nueva democracia, donde los ciudadanos empoderados serían parte de una toma de decisiones de abajo hacia arriba y los gobiernos serían abiertos y responsables.
Sin embargo, hoy estamos lejos de la utopía de tecnología social que imaginamos. La privatización del espacio digital, la concentración de datos y riqueza en un oligopolio, la monetización masiva de datos personales, la falta de rendición de cuentas de las empresas tecnológicas y la creciente vigilancia son algunas de las razones detrás de una creciente desconfianza y temor de los ciudadanos. ¿Cómo pasó esto? En parte porque no regulamos adecuadamente, o mejor dicho, porque no regulamos en absoluto. Para mantener una Internet segura y abierta, la regulación no solo se desea sino que se necesita.
Entonces, ¿cómo regulamos el espacio digital?
Para combatir la desconfianza digital, necesitamos comprender el impacto de las tecnologías en nuestras vidas, necesitamos una competencia leal para democratizar el mercado tecnológico y un marco de regulación actualizado para proteger y empoderar a los usuarios. El Estado tiene que construir una nueva arquitectura de controles y equilibrios, lo suficientemente flexible como para adaptarse a la realidad de la tecnología en cada país y a su continuo desarrollo. Esta arquitectura debe construirse en torno a una que comprenda la innovación y la tecnología para una regulación adaptativa; y uno que abraza la "cultura de apertura" para la rendición de cuentas y la colaboración de múltiples partes interesadas. Entendemos al regulador como la autoridad reguladora independiente que supervisa una actividad económica o social particular para el beneficio del público en general.
Estamos totalmente de acuerdo con el primer ministro Trudeau: "CLos ciudadanos nos llevarán a un mundo digital más seguro ”. Internet es por naturaleza descentralizado y colaborativo; su regulación también tiene que serlo. Necesitamos modernizar a nuestros reguladores, ayudarlos a ser más transparentes y abiertos a los ciudadanos, la sociedad civil, los actores económicos y las autoridades públicas. Mediante datos abiertosAl abrir los datos y hacerlos compartibles y reutilizables, los gobiernos pueden permitir un debate informado, una mejor toma de decisiones y el desarrollo de nuevos servicios innovadores. Especificaciones técnicas: Póliza..., herramientas, confianza e información que tiene el regulador 2.0 para empoderar a los ciudadanos para que se conviertan en micro-reguladores y moldeadores de las reglas del espacio digital.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau en gobernanza digitalA medida que las tecnologías en evolución presentan nuevas oportunidades para que los gobiernos y los ciudadanos promuevan la apertura y la responsabilidad, los gobiernos participantes de OGP están trabajando para crear políticas que aborden el... Más en la Cumbre Global de OGP en Canadá.
Prácticamente, ¿qué pueden hacer los reguladores?
Los reguladores pueden adoptar la innovación y el desarrollo tecnológico como lo hace el DPA francés a través de su laboratorio de innovación. Pueden ser más transparentes y simplificar el acceso de los ciudadanos a la información, como hacen algunas agencias federales de EE. UU. Iniciativa eRegulations para hacer que las regulaciones sean más fáciles de encontrar, leer y comprender. Pueden empoderar a los usuarios, como lo hacen los reguladores de telecomunicaciones franceses (ARCEP) y mexicanos (IFT) a través de datos abiertos, consultas públicas y . Pueden colaborar con las partes interesadas como lo hicieron los reguladores europeos con el ecosistema Reg Tech para operacionalizar la protección de datos y regulaciones financieras con herramientas, aplicaciones y diseño. Y pueden cocrear con los ciudadanos, como lo está haciendo el ARCEP francés con su iniciativa de reglamentación de abajo hacia arriba "J'alerte l'ARCEP ".
¿Por qué debería preocuparse la OGP por la regulación digital?
Nos unimos y seguimos participando en la OGP para generar confianza en los ciudadanos y, sobre todo, para proteger la democracia en todo el mundo. Desde la propagación de desinformación durante las campañas electorales hasta la erosión de las libertades civiles y los derechos fundamentales en línea, una Internet no regulada puede convertirse en una amenaza para nuestras democracias. Si queremos pensar en la democracia más allá de las urnas, debemos afrontar urgentemente el hecho de que las tecnologías digitales pueden tener efectos no deseados en la deliberación pública, el espacio cívico, la participación democrática y la confianza ciudadana. Como responsables políticos comprometidos y responsables, debemos regular el espacio digital para proteger nuestras democracias.
Si queremos lograr la transición a un Estado Abierto, como es la visión para el próximo OGP Comité DirectivoEl Comité Directivo es el órgano ejecutivo de toma de decisiones de OGP. Su función es desarrollar, promover y salvaguardar los valores, principios e intereses de OGP; establecer las ideas, políticas y reglas centrales de OGP... Presidentes, debemos asegurarnos de que los reguladores se conviertan en actores del movimiento de apertura. La transparencia, la responsabilidad, la colaboración, la integridad y la creación conjunta deben convertirse en su nuevo mantra.
Los ideales de apertura, colaboración, horizontalidad y transparencia de Internet generaron un movimiento para renovar la democracia y adaptar nuestras instituciones a 21.st siglo. La aparición de las tecnologías digitales hizo posible el movimiento de Gobierno Abierto. Ahora es nuestra responsabilidad guiar a los reguladores hacia un Reglamento Abierto para proteger nuestros espacios digitales y, por lo tanto, nuestras democracias.
¿Cómo podemos proteger la democracia, el espacio público y las instituciones en la era digital? ¿Cómo podemos asegurar que las tecnologías digitales tengan un efecto positivo en la democracia? ¿Qué salvaguardas debemos implementar para construir la confianza ciudadana en la toma de decisiones automatizada y los algoritmos que afectan nuestras vidas? En mayo pasado, y por primera vez en una Cumbre de OGP, las discusiones sobre el presente y el futuro del movimiento de gobierno abierto se centraron en estas preguntas.
Como lo expresó el primer ministro de Canadá Justin Trudeau durante la ceremonia de inauguración: “Los gobiernos tienen la responsabilidad de impulsar la regulación de las plataformas y el establecimiento de un marco, pero en colaboración con las plataformas y los ciudadanos.” Es cierto, la regulación de los espacios digitales es responsabilidad del Estado y, en un contexto donde las tecnologías digitales son cada vez más ubicuas, este tema toma gran importancia. La pregunta es: ¿Por qué y cómo establecer las regulaciones?
¿Por qué debemos regular el espacio digital?
El desarrollo tecnológico siempre ha estado entre las utopías y las distopías. Históricamente, hemos imaginado a la tecnología como fuente de sociedades fortalecidas, pero también como el detonador de una catástrofe inevitable. Los beneficios de la tecnología dependen de su apropiación por las sociedades y de la capacidad de la mano invisible – o más bien visible – del Estado de evitar o remediar sus consecuencias negativas.
En sus inicios, el internet inspiró una idea colectiva de libertad y de un nuevo espacio universal y sin límites. Sus valores: apertura, descentralización, neutralidad y universalidad inspiraron a una generación a creer en un orden en el que la horizontalidad, colaboración, transparencia y libre flujo de información eran la norma. Simbolizaba la promesa de una nueva democracia en la que los ciudadanos, empoderados, serían parte de un proceso de toma de decisiones “de abajo hacia arriba” y los gobiernos serían abiertos y rendirían cuentas.
Hoy, sin embargo, estamos lejos de aquella utopía sociotecnológica que habíamos imaginado. La privatización del espacio digital, la concentración de los datos y la riqueza en un oligopolio, la monetización de los datos personales, la falta de rendición de cuentas por parte de las empresas de tecnología y el alza en la vigilancia son algunas razones que explican la falta de confianza y el temor que existen. ¿Cómo ocurrió esto? En parte, porque no creamos las regulaciones necesarias. En realidad, porque no hubo ninguna regulación.
Para asegurar que el internet sea seguro y abierto, la regulación no solo es un deseo sino una necesidad.
¿Cómo regulamos el espacio digital?
Para luchar contra la desconfianza digital, tenemos que saber cuál es el impacto de las tecnologías en nuestras vidas. Además es necesario contar con una competencia justa para democratizar el mercado de las tecnologías y con un marco regulatorio actualizado para proteger y empoderar a los usuarios. El Estado debe establecer un nuevo sistema de controles que sea suficientemente flexible para adaptarse a la realidad de la tecnología en cada país y a sus cambios constantes. Este sistema debe establecerse en función de un regulador 2.0 que comprenda la innovación y tecnología que son necesarias para una regulación que adopte la “cultura de la apertura” para la rendición de cuentas y para la colaboración entre actores.
Estamos completamente de acuerdo con el primer ministro Trudeau: “Los ciudadanos nos llevarán a un mundo digital más seguro”. El internet es, por naturaleza, descentralizado y colaborativo, así que el marco regulatorio debe serlo también. Tenemos que modernizar a los encargados de regular, ayudarles a ser más transparentes y abiertos hacia los ciudadanos, la sociedad civil, actores económicos y autoridades públicas. A través de los datos abiertos, herramientas, confianza e información, el regulador 2.0 debe empoderar a los ciudadanos para ser micro reguladores y a definir las reglas del espacio digital.
Primer ministro de Canadá Justin Trudeau discute la gobernanza digital en la Cumbre Mundial de OGP.
En términos prácticos, ¿Qué pueden hacer quienes se encargan de la regulación? Pueden adoptar la innovación y el desarrollo tecnológico como el DPA de Francia a través de su laboratorio de innovación. Pueden ser más transparentes y simplificar el acceso ciudadano a la información, como lo hacen algunas instituciones federales de Estados Unidos con la iniciativa de e-regulaciones que busca lograr que las regulaciones sean más fáciles de encontrar, leer y comprender. Pueden empoderar a los usuarios, como lo hacen las instituciones reguladoras de las telecomunicaciones de Francia (ARCEP) y México (IFT) a través de datos abiertos, consultas públicas y herramientas. Pueden colaborar con actores como en Europa con el ecosistema de regulación de la tecnología para la protección de datos y las regulaciones financieras con herramientas, aplicaciones y diseño. Además, pueden cocrear soluciones con los ciudadanos como lo está haciendo ARCEP en Francia con su iniciativa de regulación participativa “J’alerte l’ARCEP”.
¿Por qué nos debería importar la regulación digital?
Nos unimos a OGP y seguimos colaborando con la alianza para fortalecer la confianza ciudadana y, sobre todo, para proteger la democracia en todo el mundo. Desde la divulgación de información falsa durante campañas electorales hasta la erosión de las libertades cívicas y los derechos fundamentales en línea, la falta de regulación en el internet puede representar una amenaza a la democracia. Si queremos proteger la democracia más allá de las urnas electorales, tenemos que reconocer el hecho que las tecnologías digitales pueden tener efectos no deseados en la deliberación pública, el espacio cívico, la participación democrática y la confianza ciudadana. Como tomadores de decisiones comprometidos y responsables, tenemos que regular el espacio digital para proteger nuestras democracias.
Si queremos alcanzar la transición hacia un Estado abierto, como lo plantea la visión de los siguientes presidentes del Comité Directivo OGP, necesitamos asegurar que los encargados de diseñar las regulaciones se incorporen al movimiento de la apertura. Transparencia, rendición de cuentas, colaboración, integridad y cocreación tendrá que ser su nuevo mantra.
Los ideales del internet de apertura, colaboración, horizontalidad y transparencia generaron un movimiento para renovar la democracia y adaptar nuestras instituciones al siglo XXI. La emergencia de las tecnologías digitales hacen que el movimiento del gobierno abierto sea posible. Hoy, es nuestra responsabilidad guiar a los encargados del diseño de las regulaciones hacia la regulación abierta para proteger el espacio digital y, por lo tanto, la democracia.
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Para que el gobierno sea receptivo e inclusivo, es fundamental un entorno propicio robusto que proteja los derechos fundamentales y las instituciones democráticas.
Paula Responder
Hola ! me interesa este tema como me involucro
Marissa O'Neill Responder
Hola Paula Gracias por su interés. Sugiera que contacte a Mauricio Mejía, uno de los autores del blog, quien es muy activo en el tema en Twitter: @Mau_MejiaG.