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La cuestión de las alianzas

Mukelani Dimba|

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Casi mil delegados del continente africano y de otras regiones se reunirán en Ciudad del Cabo para la Reunión Regional de África del 4 al 6 de mayo de 2016. Además de intercambiar una gran cantidad de ideas, los países africanos harán un inventario acerca de sus avances en el impulso a la transparencia y rendición de cuentas en los asuntos públicos y el manejo de recursos, tan escasos. Los delegados reflexionarán acerca de herramientas como los presupuestos abiertos, contratación abierta, datos abiertos y el acceso a la información. El tema central será evaluar cómo estas herramientas para la rendición de cuentas están siendo utilizadas para asegurar un desarrollo sostenible e incluyente. A un nivel más básico, el principio fundamental de OGP es la alianza entre los gobiernos y la sociedad civil, por lo que se deberán responder algunas preguntas básicas sobre cómo esta alianza es posible en el contexto de un espacio cívico decreciente.

De acuerdo con CIVICUS, coalición global de la sociedad civil, se registraron violaciones significativas al espacio cívico en más de 100 países en el 2015. El Dr. Danny Sriskandarajah, Secretario General de CIVICUS, en la Semana Internacional de la Sociedad civil destacó que la satanización de la sociedad civil no sólo emana de los “políticos y funcionarios corruptos, fuerzas de seguridad irresponsables, empresarios sin escrúpulos y fundamentalistas religiosos”, sino que ya es un componente normal de los discursos políticos. Sriskandarajah señala que la mano dura en contra de la sociedad civil no sólo ocurre cuando hay gobiernos autoritarios, sino también con los gobiernos elegidos a través de procesos democráticos. Esto sucede aun en países miembros de OGP.

Actualmente OGP está revisando el comportamiento de dos miembros que han introducido políticas y medidas legislativas que han limitado la operación de las organizaciones de la sociedad civil.

La tendencia global de reducción del espacio cívico no está ausente en África. Los gobiernos de todo el continente desconfían abiertamente de las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en los sectores de derechos humanos y gobernanza. Estas organizaciones muchas veces son vistas como “agentes de cambio del régimen” o ilegítimas por recibir fondos de gobiernos occidentales, mismos que han apoyado a los gobiernos africanos a través de sus programas de asistencia internacional. Éste es un argumento indefendible.

Es importante establecer verdaderas alianzas entre los gobiernos y la sociedad civil en los países miembros de OGP, pues éstas son el principio básico de la iniciativa. No es posible que los países formen parte de OGP y al mismo tiempo sigan operando como siempre, deteniendo a los disidentes y mermando el espacio cívico. El formar parte de OGP debe significar un cambio, un nuevo reconocimiento de que las organizaciones de la sociedad civil son aliados en este esfuerzo. Las organizaciones de la sociedad civil no deben ser vistas por los gobiernos ni por ellas mismas como invitados en la mesa de OGP.

En Ciudad del Cabo se reunirán los impulsores del gobierno abierto de todo el continente para generar ideas y planes para lograr que sus gobiernos sean más transparentes, confiables y responsivos. Seguramente se abordará el tema de la colaboración entre la sociedad civil y el gobierno, cada vez más debilitada. Y así debe ser.

Open Government Partnership